Presidente de los Estados Unidos Mexicanos
Presente
Soy un post adolescente de 25 años de edad, clase media, que no votó por usted en las elecciones de hace ya casi tres años. Como tantas personas descritas por el párrafo anterior, pertenezco a esa frágil y delgada legión de gente que lee más de lo que debería y se cree muy lista y que en un descuido puede tener hijos y hundirse en la miseria y trabajar muy duro. Una cosa lleva a la otra, adivine usted los órdenes. En efecto, me creo groseramente muy listo, y por esto mi misiva: Desde que empezó esta temporada electoral, como cada vez que los anuncios empiezan a transmitirse por televisión, una de mis aficiones de gente culta, me siento terriblemente ofendido en mi inteligencia cuando escucho lo que me tienen que decir. Decir que me siento ofendido en mi inteligencia es, si lo analiza cuidadosamente, decir algo. Piense en algo similar a cuando atraparon a la Reina del Pacífico y usted, en conferencia de prensa, dijo algo así como: "Hoy atrapamos, ya ni sé cuántos llevamos, yo ya perdí la cuenta..." Siendo demasiado listo para creer a lo que dicen estos comerciales, no puedo dejar de prestarles atención. Le recuerdo que hacer el comentario de "Nadie te obliga a ver la televisión" no le queda, dado que usted defiende una posición de neutralidad e inofensividad mediática (algo que usted descuidó cuando murió Mouriño). No es mi culpa que pasen anuncios mientras veo "Sólo Dfutbol" o "House M.D." Como sea, la televisión es mi círculo de sal los fines de semana de futbol y los martes en la noche. Me parece un precio demasiado alto de pagar tener que escuchar que a partir de que el PAN gobierna el país todos los niños que antes le daban dinero a sus madres ahora les dan nueves en la tarea (de toda la gente a la que aporrearía con saña de quienes elaboraron semejantes panfletos, al que ideó que el niño no debería regresar del frente de batalla con un 10 sino con un 9 es alguien a quien me gustaría felicitar y abrazar). Como sea, este tono no es ofensivo sólo por estúpido, sino porque es una afrenta directa. Quienes titubeamos antes de meter el pie en el agua fría con un gesto brutal de felicidad solemos ver lo malo de todo, y este tipo de cosas, malas todas ellas, parecen tan cargadas que suelen considerarse afrentas directas. Mientras unos se sienten ofendidos, otros (la chusma en general) conviven con estos comerciales como el perro convive con el sillón o los canarios con su tableta de calcio. Como sea, mi mensaje no pretende hacerle creer que tengo habilidad para abordar verbalmente a la gente (esto sería una mentira demasiado grande), sino sugerir un cambio que traería beneficios en nuestro país, es decir, la gente, que, aunque nos pese, es responsable de la mayor parte de las cosas que pasan por aquí. He aquí mi propuesta:
Dado el tono de abierto retraso mental de la publicidad electoral, pensada erróneamente en convencer a la plebe, mi propuesta es, simplemente, dar una vuelta de tuerca y hacer de la propaganda partidista verdaderos mensajes complicados, difíciles, que hagan que más de un analista en silla de $1,300 pesos se lleve la mano al mentón y se dedique a hacer acalorados debates sobre lo que tal o cual nuevo comercial quiso decir y sobre qué versa su propuesta. Hacer de la política una cosa, si no rasposa y complicada, por lo menos lo suficientemente aburrida para que la gente recuerde siquiera de qué trata el comercial. Para darle una idea, recuerde cómo era usted cuando veía un comercial político a sus 8 años. Al hacer de la propaganda un gato salvaje y aburrido, el tono general de la gente será de desapego, a nadie le hará gracia siquiera burlarse de los comerciales, simplemente los dejarán pasar. Poco a poco, la palabra política parecerá remitirse a algo con cierta autoridad intelectual que hará que la gente se sienta aún más estúpida. No así la gente lista, que rebatirá sus (aun así estúpidas) propuestas y querellas. Cierto, los detractores seguirán existiendo, y quizá con más material para atacar (siempre será más grato contraatacar un libro que una bofetada), pero el tono de la política en este país será algo alejado, algo a lo cual se le tendrá que temer. Acercarse a la gente, doctrina profesada de menos a más en los últimos años, es tremendamente peligroso,les permite olfatear el lado humano de los políticos, que también son personas, y también son miserables. Hay una enorme empatía en la miseria y el resentimiento. Observe cómo la gente se identifica con las personas ricas y malvadas, con los negros centroamericanos que no pueden hablar correctamente pero que tienen ese halo de miseria reprimida que la gente ama, sus coches, su mal gusto, sus mujeres vulgares. Acercarse a las personas a las que se les va a pisar el cuello a la larga es un contratiempo, mientras que manteniéndolos a raya se les hará creer que algo demasiado difícil para que ellos entiendan o hagan está ocurriendo (y por ende automáticamente, pues todo lo que no podemos pensar en cómo funciona suele funcionar, mentalmente, automáticamente). Con este método, usted dejará de lidiar con las protestas populares más engorrosas (como equidad de género, racial y causas perdidas), aunque seguirá lidiando con los intelectuales domésticos y demás gente que lee 'La Jornada' y que la lleva en el morral todo el día (a la larga, se dará cuenta que esta gente no es mucho muy distinta). Cierto, aún tendrá que pelear con escritores y artistas, que son quienes realmente pueden presentar una oposición de principios. Esto funciona en un nivel muy simple. Usted seguirá siendo el presidente pequeño y limitado. Le recuerdo que los intelectuales y gente más o menos lista suelen ser altos sin un rencoroso pasado aborigen, con un cierto buen gusto -cosa también descuidada por aquí-, por lo que, cierto, usted seguirá desempeñando el papel de chiste gastado, de enano al que no le queda el uniforme, de ladrón de justas medidas, es decir, el escarnio seguirá existiendo, pero será más sano y constructivo. El rencor de las clases oprimidas será menor, resguardado por el hecho de que se sabrán ignorantes. También, es cierto, habrá necios y orgullosos (los seguirá encontrando en la clase media) que se creen demasiado listos y estarán en contra de todo aun cuando no sepan de lo que hablan, pero estas personas serán señaladas en sus barrios y familias y reprimidas fuertemente para darle prioridad a aspectos más elementales, como el calor humano, la supervivencia o la reproducción.
Como ve, haciendo de la política algo difícil y distante, mantiene a raya al grueso de la gente y sólo tendrá que sufrir por los comentarios agresivos, sardónicos y rijosos de la gente que, realmente, saca a esta país adelante, aunque estos nunca le han representado una complicación, dado que usted suele negarlos o no darse cuenta (dado el estrato socioeconómico del que usted proviene).
Espero estos consejos sirvan para hacer de este país un sitio mejor y más tolerable. Le recuerdo que si me tomo el tiempo para escribir estas cosas no es por un egoísta y peligrosamente individualista sentido de creación ni de contra, sino porque, como tantas personas, no me la paso bien en las calles y mis días son más y más insoportables por la gente en ellas.
Con toda atención, para su consideración:
Bob
No. de Elector 911075-34256-1107
miércoles, 11 de marzo de 2009
por una selectividad rasante
Publicado por Bob en miércoles, marzo 11, 2009
Etiquetas: nada
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3 comentarios:
Genial. Simplemente genial.
Una cosa bien rara es eso de la identificación de la gente con los íconos que le pongas. Tengo la teoría: había una novela que se llamaba clase 406. Era de una escuela de gobierno, donde actuaba Dulce María y toda la demás pandilla que actuó en rebelde. No pegó mucho, al menos no llegó al corazón de los jóvenes como para, siquiera, quejarse del final de la novela. LUEGO, llegó rebelde, con faldas cortas, niños excesiva y tremendamente ricos y, además,EL MISMO ELENCO. Novela que pegó durísimo, le sacaron todo el jugo posible (grupo musical, novelas, temporadas). Qué cosas que la segunda, la de los niños ricos, haya pegado: la chaviza se sentía más identificada con ellos, como si fueran un ideal encarnado y, por lo tanto, posible para todos. Pero la gente sólo va y se queja de que rebelde es para tontos y bujú, cuando no saben que hay demasiado trasfondo que, gente ociosa como yo, se dedica a analizar, en lugar de hacer su tarea sobre Hegel (lo prefiero 1000 veces).
Política es como los chistes de toc toc hoy en día.
Esta algo cómico el post, tiene buenas puntadas, pero no acaba de gustarme. Sobre todo porque el modelo que plantees algo ya existe, y de manera fuerte. No es algo nuevo, que Calderón no sepa y que no se este haciendo desde antes que nacieramos (tengo casi tu edad)
Queque: No tienes que ver rbd para entender todo los que implica el que se haya hecho una novela así y haya pegado intensamente.
La política nunca habia sido tan circense como en estos tiempos, pero tampoco tan peligrosa.
Me gusto mucho, quiero ponerlo en el fanzine, en las revistas no creo que se pueda porq de ley me censuran...Pero luego hablamos, mucho trabajo por aquí :(
Saludos Bob
M*
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