lunes, 26 de enero de 2009

Era un día cualquiera...

Una ciudad cualquiera, un transporte colectivo de esos que hay en las ciudades, y muchachos que me llaman la atención: cabello corto y ojeras.

A dos asientos, uno. Frente a mí, dos. Frente a mí, también, una güerita que, a mi parecer, se vestía y se peinaba casi igual que mi amiga N, a la que ya no veo desde que se fue a vivir a N[ochistlán].
Casi me sentí "entre la banda", mientras escuchaba chismosamente a los dos de enfrente. Que si el transporte, que si el ex gobernador ratero que padecemos.

El de dos asientos a mi derecha, mientras tanto, contemplaba su disquito nuevo: Jason Mraz. (Nunca oí hablar ni me topé en la red con ningún Jason Mraz, gran apellido).

Luego veo a los demás. Una adolescente bonita le pregunta a su mamá: "¿Nos vamos a bajar después de que el trolebús cruce la avenida, o antes?". Su madre, demacrada y con poca paciencia, le contesta: "¡Es que no entiendo tu pregunta!". Cuando la mujercita se la repite exactamente igual, las dos bajan, antes de cruzar la avenida. La mamá va a seguir con su "¡no te entiendo!", aunque ya no sea necesario, y escucho que la casi no-niña se responde quedito: "¡Ah...!"

Entonces es casi mi turno de bajar, y no entiendo cómo, si 15 minutos fueron suficientes para crear cierto lazo entre los demás y yo, tal vez ésta sea gente a la que no volveré a ver. No conoceré sus nombres ni su porvenir. Y tuve entonces una certeza: nunca nos conoceremos.

Pero tuve otra, casi al mismo tiempo: nos hemos conocido desde siempre.

4 comentarios:

La Bota y la Falda dijo...

Amen!

M*

Octopus Queque dijo...

Yo siempre me sorprendo cuando conoces por primera vez a una persona y sólo quedan tres opciones:

1.- la manera en que te cambiará la vida esa persona.
2.- la manera en que esa persona pasará sin trascendencia en tu vida.
3.- el gusto de conocerle.

Es raro. Yo una vez vi al chico más lindo que he visto en mi vida en una bici. Podría jurar que está en Alaska. Allá iré un día, también en bici (ja, no sé andar en bici).

Jajajaja dios.

Anónimo dijo...

Es la magia en esto de ser el mundo y no formar solo parte de el.

diamandina dijo...

Ah, los camiones, me recordó el evento "por qué lo hicistes-por qué no lo hicistes" de la 258 que luego quiero contar. También a los que se enojan con quien les dice a los camiones en femenino: igualarse llamándolos por la ruta. Pero es que así dice uno cuando está entre la banda.