viernes, 18 de junio de 2010

Cosas que la tele me ha enseñado y que aplico en la vida diaria

1.- Siempre que me duele el brazo derecho me da un miedo terrible a morirme de repente. Esto lo vi una vez en six feet under, cuando Nate, después de engañar a su esposa con un intento de ilusión llamado Maggie, se levanta, se empieza a vestir y dice "me duele el brazo" y cae producto de una hemorragia cerebral, un par de noches después muere. Esto, concluyo, es que la tele me ha hecho más fatalista.

2.- Podría ser mala, si así lo elijo o lo necesito. Esto lo veo en Breaking Bad, donde un maestro malpagado decide hacer algo malo para ver si sale algo bueno. Por ejemplo, conseguir dinero y no morir de cáncer. ¿Qué es eso malo? Hacer metanfetaminas, siendo ingeniero químico. ¿Y yo qué podría hacer de malo a la sociedad? No lo sé, hacer discursos para políticos supra corruptos, tener un hijo neonazi, dar a luz al Anticristo. Esto, concluyo, es que la tele me ha enseñado un camino moral por volición, puedo ser buena o mala si quiero o necesito, sin patología alguna.

3.- Que seas inteligente no te hace exitoso ni una persona con vida más llevadera. Esto lo veo en Frasier, donde dos hermanos psicoanalistas, estudios en harvard y así, mételes lo que quieras en el currículum seguro lo estudiaron, tienen una vida, sibien cómica, desastrosa. Está este capítulo donde Frasier pierde su trabajo y hay una escena donde llora en su cama y hace un berrinche digno de un niño de 3 años. Mientras se escuchaban las risas grabadas, a mi casi me daba una apoplejía de nervios. Porque yo también he hecho mis berrinches por cositas así. Y he llorado como niña de 3 años y hasta me he quedado dormida haciéndolo.

4.- Que la vida es injusta. No me parece necesario citar ejemplos.

martes, 15 de junio de 2010

Cosas que suceden en el metro

Fui a ver lo de Magritte y fue muy bonito todo. Algunas cosas, puedo decir, están demás, como la pantalla touch para mover fotos. ¿Eso qué? Pero bueno. Decía, regreso a casa en metro. Me siento y a mi lado se sientan dos metaleras. Una de ellas, gordita muy maquillada, empieza a sacar miles de discos en bolsitas. De reojo veo y en la carátula hay chicas dibujadas como anime, desnudas, lamiéndose entre sí. "Jiji, Hentai" pienso. Pero luego la metalera empieza a barajear todas sus bolsitas (un bonche inmenso) y empieza a decirle a su amiga cuál cree que esté buena y cuál cree que no. Veo que todo, absolutamente todo, es hentai.

¿Por qué tanto?
¿No sabe que puede bajarlo gratis en internet?
¿Por qué hentai y no pornografía común?
¿Por qué todo y no más bien la nada?

lunes, 14 de junio de 2010

Happy

Lo recuerdo.

Esto lo usaba para mis depresiones crónicas.

Ahora que soy feliz ya no he vuelto a verlos.

sábado, 12 de junio de 2010

Dos asuntitos

i) Curioso muy curioso o absurdo muy absurdo fue que en el "header" de este blog hayan puesto la foto de un pastel con sus velitas. Yo me acuerdo que antes de que esto fuera así, me la pasé media tarde pensando qué foto usar después.
"La voy a proponer".

Y entonces se me hizo curioso o absurdo y pensé en un pastel con velitas "pero que esté la foto al revés, güey, bien absurdicurioso, güey".

Como que me leyeron el pensamiento o no, pero al día siguiente ya habían subido una foto de un pastel con sus velitas.

Pasó el tiempo y yo me había dicho que lo postearía. Así que, ahí está.

ii) El asunto número dos se me olvidó. Así de plano. Entonces les contaré una historia que acabo de contar en viva voz y que pareció ser polémica:

Cuando yo estuve en segundo y tercero de secundaria, varios vendedores de comida se acercaban y nos la vendían a través de la reja. Había una señora que vendía "lonches gemma", que a grandes rasgos son tortas ahogadas con la variante de: crema.

Estaba Vidal (iba a escribir Estava Bidal), el vendedor de fresas con crema, que eran muy buenas, con mucho sabor a fresas con crema.

Y estaba el vendedor de refrescos y lonches de pierna o de salchicha. Le comentaba a El M que especialmente esos lonches de salchicha eran lo más delicioso que me zampaba por aquellas épocas.

Un día y por alguna razón que no recuerdo, me quedé sin una parte del receso largo (había receso largo y receso corto, bendita educación), rápido fui a comprarle al señor un lonche de salchicha y un refresco en bolsa. El señor acababa de cortarse, entonces embarró de sangre las dos bolsas con mi ya pagada comida. Ahí le limpió mal con una franela, y con asquito me llevé mi comida hacia otro lado. Jessica y la otra Jessica, y quizá otras niñas más (estuve en una secundaria para mujeres) vieron con repugnancia e indignación toda la escena y me preguntaron: "¿te lo vas a comer?"

Recuerdo que yo tenía mucha hambre y poco tiempo, y que siempre fui de apetito voraz, y me lo comí.

Reflexión: ¿Por qué no le reclamé al señor y le pedí que me regresara mi dinero?
¿Por qué me lo comí? No al señor ni al dinero, al "refrigerio".
¿Por qué no comérmelo?, en caso de no habérmelo comido.
¿Qué haría usted con su hambre y su comida ensangrentada?