jueves, 3 de diciembre de 2009

es como esta imagen ampliada de una explosión en cartón con un apoyo para que se mantenga parado, como los de las tiendas de fotografía


Mientras escribo esto tengo varias cosas resonándome en la cabeza, cosas que debo hacer, a saber:

-tomarme mi jugo de uva en envase de bob esponja que compró mi mamá, acompañado de un sandwich

-ver el Monterrey-Toluca a las 9

-terminar mi carta-despedida para el amor de mi vida

-tengo frío en los pies



el capítulo de los simpsons en el que homero entra en un trance psicodélico por comer chiles (uno de los pocos episodios en el que se introducen técnicas de animación distintas y uno de muchos con elementos de mofa tropical) tiene algunas cosas fuertes, como cuando se da cuenta que marge no es su alma gemela. ya sé, el concepto alma gemela suena a catecismo sabatino, pero
no deja de ser curioso. o no sé, pero por algo escribo al respecto. almas gemelas. no creo en eso, pero sí creo en eso de saber qué va a decir el otro. tenía una amiga, era algo así como mi gran amor en la prepa, pero me la saqué de la cabeza (mis hormonas funcionan a destiempo y de formas demasiado artificiosas, apenas me empieza a crecer el bigote). sabía perfectamente lo que diría segundos antes que lo hiciera, y ella adivinaba todos y cada uno de mis estúpidos movimientos. le gustaba fernando delgadillo y no tenía grandes motivaciones en la vida, pero, tú sabes, drop the leash, we are young. muchos años después de eso, lo más cercano a este gran amor no sabe lo que diré, no se ríe de todos mis chistes y no siempre se aparece. todos mis resentimientos contra las generaciones más jóvenes no son sólo consecuencias de mis propios ímpetus y cosas de la naturaleza y eso, sino mi experiencia más cercana con estas generaicones jóvenes. de las muchas cosas tontas que hago pero que sé que la banda entiende cómo y por qué las hago, ella, al parecer, no entendía ninguna. hubo una vez en que me preguntó, sin ambigüedad, por qué me gustaban esas cosas que me gustaban (como los programas clase z del canal 4 o el futbol). se lo expliqué, y fue embarazoso. el amor no funciona así. ni siquiera en las películas de woody allen. cuando lo más cercano a este amor i'd die for you te dice que no entiende tu furor, suspiras y te tomas un momento. no es como describir a esta chica boba que conoces en una fiesta en sábado y el miércoles ya no la soportas, no, es como cuando ves que también el conocer a alguien es un proceso lento. aparecen cosas que brillan y te deslumbran y te emocionas, pero los astros no se alínean para que corran por el prado. siempre he pensado que el amor en estos tiempos de el camión no pasa después de las nueve y media es como esta escena de dos enamorados debajo de un plátano gigante de utilería. no creo que sea tan difícil, pero desde el escritorio (el comedor, de hecho) de un servidor, con el frío en los pies, la semifinal de la liguilla a las nueve y mi sandwich y ah, el amor, no sé. tengo que terminar como dos cuartillas de this endless babble, this cheesy love babble y, como dice borges, postergamos lo impostergable.

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